domingo, 27 de septiembre de 2009

¡Sé tú misma!

¿Te has puesto a pensar qué quiere decir alguien cuando te dice que seas tú misma?. Yo he estado buscando algún instructivo que me enseñe cómo actuar y cómo buscar mi verdadera identidad. En el camino descubrí este interesante texto que comparto a continuación:

[Cuando era adolescente estaba desesperada por recibir consejos. Todavía puedo escuchar a mi mamá diciendo: "Sólo se tú misma", lo cual era como tratar de hacer algo imposible. "Yo misma" era lo opuesto de quien quería ser; "yo misma" era quien me metía en problemas. Deseaba ser quien fuera, no podía dejar de pensar en mí. Sin mencionar que no podía recordar quién era realmente ahora que estaba pensando en eso. Quería ser como mi papá, quien vivía según sus principios, como la integridad y la justicia. Mientras tanto, aquí abajo, en la tierra, la chica que tomó prestado mi sostén para las pruebas de porrista lo estaba mostrando en la clase de inglés.
Mi abuela, de quien sus visitas semanales parecían durar un año, siempre me decía: "¡Sé joven! ¡Diviértete! ¡Disfruta tu vida!" y, generalmente, lo hacía cuando estaba en mi casa un sábado pro la noche, sintiéndome pésimo. Según ella, esos eran los mejores años de mi vida y debía de aprovechar cada instante al máximo. Después ella me contaba de su propia juventud, cuando "tenía el control", mientras tomaba el barco que venía a América y se jugaban juegos de besos. Yo la miraba y le decía: "Me encantaría quedarme a conversar, abuela, pero debo ir a vivir mi propia vida".
Pronto me di cuenta de que no era la única persona en el mundo con estos problemas, y no podía creer que alguien que sobrevivió para contar la historia no se haya molestado en dejar algún instructivo para mí. O tal vez un manual completo que se llamara Cómo actuar y quién ser mientras averiguas tu identidad . Lo que deseo lo entendería si tuviera un manual que me lo dijera, mi propio corazón y mi propio cerebro, que también podrían ayudarme a saber de dónde vengo. Claro, tendrás que ponerte a trabajar para que funcione. Después deberás escuchar, pero escuchar de verdad, qué quiere decir poner la atención necesaria en cómo te sientes y cómo te ves y escuchas. Esa fue una decisión difícil para mí, incluso si hubiera sabido las cosas buenas que venían: diversión por ejemplo, en lugar trabajar duro, pensar que es un juego.
Me tomó mucho tiempo darme cuenta de eso, 500 años, de hecho, más si calculas el factor humillación (1 minuto= 4 meses). Todos esos años, mientras buscaba a alguien que me diera la información necesaria para que mi vida fuera buena, no me di cuenta que sólo yo podía ayudarme. Si pudiera, regresaría y aconsejaría a mi yo adolescente. Aunque no me escucharía. Probablemente me aburriría. Me pediría cosas más específicas o tips.
"No te metas los pantalones en las botas", eso diría para que me hiciera caso, "te hace ver como actor de circo".
Todo lo demás lo tendría que averiguar ella sola].


Melissa Bank

martes, 8 de septiembre de 2009

La luna


Cuando era niña solía observar constantemente a la luna. Tan misteriosa, cambiante, bella.

Cuando la miraba, olvidaba todo a mi alrededor, y me limitaba a ensimismarme analizando las figuras que formaban sus cráteres. A veces veía a una mujer sosteniendo a un niño entre sus brazos, otras veces me parecía ver a un ángel, entre tantas otras formas que aún no olvido.
"La luna me encanta", solía decir a mis abuelos cuando era pequeña, y hoy, catorce años después, sigo mencionando las mismas palabras cada vez que la miro. A veces la miro cuando estoy feliz, y cuando estoy triste la observo y busco una forma de sentirme mejor.

La luna me encanta- solía decir. Hoy, catorce años después, aún siento el mismo encanto.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Stage

Y yo estaba ahí, parada sobre ese escenario una vez más, recordando, al mismo tiempo, la última vez que estuve ahí. Una sensación de adrenalina, los aplausos invadiéndome y llenándome de una energía infinita, los vítores de esa gran cantidad de personas que presenció uno de los mayores momentos de mi vida: Una obra de teatro.


¿Has sentido alguna vez el ruido que producen los intensos aplausos de las personas?

Yo sentí como si estuviera escuchando caer un gran aguacero, pero, extrañanamente, ese aguacero no me hundía, sino que me llenaba de una alegría, de una energía que muy pocas veces he sentido. Ese instante era mío y de mis compañeros actores. Veíamos a nuestras familias y nos sentíamos completamente seguros de lo que estábamos haciendo.

Y dos años después, volví a pisar sobre ese escenario, a sentir nuevamente como si estuviera a punto de salir a escena, cuando nos preparábamos con cábalas, cuando gritábamos, cuando nos preguntábamos si estaba todo bien, cuando bailábamos y cantábamos, cuando podía cumplir uno de mis grandes sueños.

Y yo estaba ahí, parada sobre ese escenario una vez más, recordando la última vez que estuve ahí.