jueves, 16 de septiembre de 2010

Mi caballerito

Eran las 14 horas y nos mirábamos el uno a otro, mientras esperábamos que nos atendieran en el restorán. Ya habían pasado más de diez minutos y él ya comenzaba a reflejar un poco de impaciencia. Alcé mi mano para que algún mesero nos atendiera, pero él me miró y dijo: "Ellos tienen que venir hacia a ti, no tú hacia ellos. Es su trabajo". Asentí con la cabeza y esperé. Minutos después una mujer se nos acerca y pregunta si ya nos habían atendido.

- No- dijo él, con una noble expresión.
- Lo siento mucho, y gracias por su paciencia- dijo la mujer.

Nos dejó la carta con el menú y se fue. Al rato volvió y anotó nuestro pedido.
Mientras esperábamos la comida, él se disponía a tomar un pan cuando yo le pregunté: "¿Quieres que te haga un pan con mantequilla?". "Bueno", dijo él, con una expresión infantil.

- ¿Lo disfrutas más?- Pregunté
- Sí, no sé por qué, pero es más rico- contestó mirándome alegremente.
Le respondí con una sonrisa, mientras untaba mantequilla en su pan. "Gracias, amor", me dijo.

Diez minutos después llegó nuestro pedido a la mesa. Él comía y se saboreaba al mismo tiempo.

"Está exquisito... delicioso", dijo, mientras llevaba una cuchara con caldo de mariscos a sus labios. Ensimismado con su plato de comida, se detuvo, me miró y dijo que haría una crítica del restorán.
- ¿Tienes alguna libreta o cuaderno para escribir?- Me preguntó.
- Claro- Dije y comencé a buscar rápidamente en mi cartera. Encontré una elegante libreta que él me había obsequiado hace unos meses atrás.
"Toma", le dije y le entregtué mi libreta.
Acto seguido, comenzó a describir el lugar, su ambientación.

- El lugar trata de emular la sensación de estar dentro un barco- dijo con tal aire de elegancia que me embobé al mirarlo.
"Es increíble", dije para mis adentros, "lo conozco hace más de un año y aún me quedó mirándolo con cara de niña boba". Tomé el tenedor y me lleve a la boca un poco de comida, antes de que él notara mi aspecto aturdido.
Siguió con la descripción del ambiente y luego se dedicó a detallar los ingredientes que tenía su plato.

- mmm... se sienten muy bien todos los ingredientes, se nota que está bien hecho esto- Dijo con elegancia y seriedad. Se notaba que sabía bien de lo que hablaba. Cuando miraba lo que estaba comiendo tenía un aspecto de un antiguo caballero. De esos de la época colonial, con finos trajes y modales.
Mientras, yo me encontraba en una dificultosa situación. "Honestamente, mujer, tienes que dejar de mirarlo así", me decía a mi misma. "¡Contrólate ya!". Tomé un buen trago de jugo antes de que él notara que yo comenzaba a sonrojarme.

-¿En qué piensas, amor?- Me preguntó
"¡Había estado mirándome todo este rato!", pensé.
- Nada, amor- atiné a decir y luego comencé a mirar la televisión para distraerme un poco. Curiosamente estaban transmitiendo una situación que me recordaba las locuras que hacíamos él y yo.
- Estaba esperando que mostraran eso en la tele- continué y le indiqué el televisor.
El sólo río y me miró con esa mirada que me encanta.

Acto seguido, tomó el lápiz y comenzó a escribir...



Continuará...